Los clientes querían una piscina para nadar, climatizada, a la que se pudiera acceder desde la vivienda en invierno, con una amplia zona para tomar el sol alrededor y con un aspecto lo más natural posible, acorde con el paisaje serrano.
Las encinas super protegidas, y la fuerte pendiente fueron los principales condicionantes en este proyecto.
Planteamos la piscina en el extremo de la zona plana de la parcela para respetar la pradera, volando la piscina hacia las dos pendientes, por el frente y por uno de sus lados largos, para reforzar este efecto, en estos dos lados el agua rebosaría a un nivel inferior. 
Un canal en perpendicular permite acceder a la piscina desde el salón.
Para colonizar la abrupta parcela aparecen una serie de plataformas de madera a distintos niveles, que elevadas sobre el terreno rodean la piscina y abrazan las encinas, generando distintas zonas de estar en el jardín.