La parcela tiene una pendiente acusada, con unas vistas espectaculares a los pinares de alrededor. La vivienda se desarrolla en dos plantas, la planta de arriba se eleva lo máximo permitido para aprovechar las vistas y es donde se desarrolla el programa de día, salón, comedor y cocina. En la planta baja, se encuentran las habitaciones, en contacto con el terreno.
La planta alta, es una pastilla de planta cuadrada,  suspendida sobre el terreno que genera un gran porche cubierto en planta baja. Se divide mediante dos pares de pórticos ortogonales, en 9 cuadrantes, con 4 cajas en los extremos “cerradas”, cocina, aseo + lavadero, dormitorio invitados y escalera, dejando el espacio central abierto al exterior mediante 4 grandes ventanales y con un lucernario en el cuadrante central. Desde el salón se accede a una terraza a nivel de las copas de los pinos.
Para facilitar la accesibilidad, se disponen dos accesos, uno peatonal por el que se accede a nivel desde la calle de arriba a la planta alta, mediante una pasarela. Y otro rodado desde la calle de abajo, por el que se accede a la planta baja a través del porche cubierto.
En la planta baja, los dormitorios de los hijos, de tamaño reducido, se abren mediante dos puertas correderas a un espacio común de ocio, donde pueden practicar sus aficiones, el baile y la gimnasia. 
Este espacio, a su vez, sirve de acceso a la vivienda desde el porche y como salida a la terraza de abajo, repitiéndose un poco el esquema de la planta de arriba y cuando la climatología lo permita, todos estos espacios pueden quedar totalmente comunicados, perdiéndose el límite entre interior y exterior.
El dormitorio principal, ligeramente enterrado en la pendiente, se desarrolla con formas caprichosas, en contraposición con la ortogonalidad del resto de la vivienda, las ventanas rasgadas en el contacto con el techo, refuerzan la idea de la caja volada de la planta de arriba, que solo tiene apoyos puntuales.